domingo, 4 de octubre de 2015

Hijo del Sol

Fecha y hora: 1 de octubre de 2015
Coordenadas: 34º53'37.01" S y 56º05'40.75"O
Localidad: Malvín, Montevideo, Uruguay.
Lugar: Antena de techo de casa de ciudad.
Hábitat: En este caso, en ciudad, en lugar alto, cerca de la costa, zona con buena presencia de jardines y parque.
Identificador: Sebastián
Reconocedor: Sebastián
Grado de reconocimiento: Muy seguro.
Taxón: Pyrocephalus rubinus
Nombre común: Churrinche
Notas: Llegó a la antena y el sol le dio de lleno en su cabeza y pecho. Luego de medio minuto posado hacía revoloteos más cortos o más altos y volvía a la antena. ¿Se exhibía para atraer hembras o estaba cazando insectos? Así permaneció como 20 minutos en esa rutina.   
Información complementaria: De "Aves del Plata" de William Hudson (1920, primera edición en inglés): Al lado de este brillante tiránido, aún los tangarás arco iris parecen pálidos y los picaflores, vistos en la sombra, son, sin ninguna duda, de colores tristes. (...) Las tribus Guaraní, lo llaman guira-pitá (ave roja), pero mejor es el nombre indio, mencionado por D'Orbigny: quarhí-rahí, que significa hijo del sol.
(...) Poco después de su llegada (fines de septiembre), los churrinches se aparean. El macho elige un lugar para el nido: una horqueta en un árbol... o una rama horizontal. Es en extremo peleador, de manera que cuando no está revoloteando en el sitio de su futuro nido, o cazando algunos insectos al vuelo se halla persiguiendo con empeño otros machos, en apariencia solteros, se un árbol a otro.
Lo que resulta extraño es que la hembra sea la única que construye. Deja de lado su aire indiferente y el arte e industria que despliega la compensan de la ausencia de aquellas bellezas y prendas que hacen al macho tan agradable a la vista y al oído. Casi todos los materiales de que está hecho el nido, los junta de los árboles; son líquenes, papos de cardo y telas de araña, y la destreza y rapidez con que los reúne, la habilidad con que los dispone, la incansable industriosidad de esta avecita, que visita su nido cien veces por hora, con invisibles telas de araña en su pico, resultan muy interesantes para el que observa.     
Es el primero de nuestros visitantes estivales que nos abandona. A finales de enero y tan pronto como los pichones de la segunda nidada son capaces de alimentarse por su propia cuenta, los adultos desaparecen (¡de golpe!). (...) Es solo a fines de abril que los pichones también parten.  
Link: La mochila, Aves de Uruguay y artículo sobre cuidad parental de la revista El hornero.
Foto: Sebastián